– Marina Muñoz Cervera –
Los rábanos son muy ricos en agua, casi el 95% de su contenido.
Esta conocida hortaliza que suele comerse en ensalada o sola, como acompañamiento de algunos platos.
Como todas las hortalizas, tiene mucho potasio y cantidades apreciables de magnesio, calcio, fósforo, selenio, níquel, cloro, flúor, hierro, cobre y manganeso. También nos aporta vitaminas, sobre todo beta-carotenos (precursores de la vitamina A), vitamina K, B1, B2, B6, ácido fólico y ácido pantoténico.
Contiene «colina» un precursor de la acetil colina, neurotransmisor que facilita la transmisión de nuestros impulsos nerviosos, además de «purinas» bases nitrogenadas que forman parte de nuestros ADN y ARN (almacenadores y transmisores de la información genética), entre otros nutrientes, pues también nos proporcionan, los rábanos, una pequeña cantidad de proteínas, grasas sobre todo poliinsaturadas y azúcares (glucosa, fructosa y sacarosa).
Vemos, por tanto, que dentro de esta raíz comestible, hay todo un universo de nutrientes que si aprovechamos bien masticando con calma, los rabanitos son fuente de salud y en el organismo actúan como alimentos reguladores.
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Manojo de rábanos o rabanitos.
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